¿Quién decide los nombres de los huracanes y por qué?

Descubrí cómo se eligen los nombres de los huracanes, quién los decide y por qué no es un proceso al azar ni tan simple como parece.

¿De verdad alguien decide los nombres de los huracanes? Spoiler: sí, y acá te contamos cómo

Te pasa siempre: estás viendo las noticias, aparece el huracán del momento y pensás “¿por qué se llama Ian, Irma o Katrina? ¿Quién decide esto?”. No es por capricho ni azar. Hay un sistema concreto, que mezcla organización internacional, rotación de nombres y hasta un toque de diplomacia. Si alguna vez te preguntaste cómo se eligen los nombres de los huracanes, te vas a sorprender con lo meticuloso (y curioso) que es todo este proceso.

¿Por qué los huracanes tienen nombre?

Primero lo primero: ponerle nombre a un huracán no es un simple detalle estilo “vamos a hacerlo más simpático”. Es fundamental para la comunicación clara entre meteorólogos, gobiernos, medios y la población. Imaginá seguir el avance de “depresión tropical 11-E” mientras se acerca a la costa. Más allá de técnico, suena a tarea de física del colegio. En cambio, decir “Huracán Nora” ya concentra la atención de todos, y eso salva vidas.

Además, cuando hay múltiples sistemas ciclónicos al mismo tiempo (algo bastante común durante la temporada de huracanes), usar nombres únicos hace mucho más fácil identificar a cuál se refiere cada parte del operativo de emergencia o cobertura de prensa.

Dato curioso: antes de usar nombres propios, se utilizaban números o se designaban según la ubicación geográfica. Pero eso generaba confusión, así que desde mediados del siglo XX se empezaron a usar nombres personales, primero femeninos, y luego se incorporaron nombres masculinos para equilibrar la cosa.

¿Quién elige los nombres de los huracanes?

La gran responsable de este sistema es la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de las Naciones Unidas. Esta organización tiene varias listas predeterminadas de nombres que se van rotando cada seis años. Sí, si este año escuchás hablar del Huracán Lisa, hay chances de que en seis años vuelva otro Lisa (siempre y cuando no haya sido una tormenta tan devastadora que se retire su nombre, pero eso te lo explicamos más abajo).

Y no es que alguien en la oficina dice “pongamos nombres que suenen lindos” y listo. Las listas se arman con propuestas de los países que integran cada una de las regiones afectadas por huracanes. Por ejemplo, para el Atlántico Norte participan representantes de Estados Unidos, México, Cuba, varios países del Caribe, y otros más. Cada uno sugiere nombres, intentando que sean fáciles de pronunciar y recordar en distintos idiomas, y se evita repetir nombres muy populares o con demasiadas connotaciones políticas o religiosas.

Las listas incluyen nombres por orden alfabético, alternando femeninos y masculinos: Ana, Bill, Claudette, Danny… y así hasta la letra W (no se usan Q, U, X, Y, Z porque hay pocos nombres con esas letras en varios idiomas). Si ese año hay más tormentas que nombres asignados, se pasa —ahora— a una lista suplementaria de nombres, ya que el sistema anterior que usaba el alfabeto griego (Alfa, Beta, Gamma…) fue descartado por causar confusiones.

Lo que pasa cuando un huracán es demasiado famoso

No todos los nombres se repiten. Algunos huracanes son tan destructivos o letales que sus nombres quedan retirados. Esto lo decide también la OMM, por respeto a las víctimas y para evitar que se repitan asociaciones negativas en el futuro.

Ejemplos que seguro te suenan:

  • Katrina (2005): El huracán que devastó Nueva Orleans. Su impacto fue tan fuerte que nadie quiere volver a escuchar sobre otro Katrina meteorológico.
  • Irma (2017): Con vientos de más de 290 km/h, destruyó varias islas del Caribe y partes de Florida.
  • Maria (2017): Afectó gravemente a Puerto Rico. Su nombre también fue retirado y no volverá a usarse.

Cada vez que se retira un nombre, el país que lo propuso originalmente suele sugerir uno nuevo para reemplazarlo en la rotación futura.

¿Y si quiero que le pongan mi nombre a un huracán?

Aunque suene gracioso, más de una persona se lo ha preguntado. Pero lamentamos decepcionarte: no se puede pedir que un huracán lleve tu nombre. No es como ponerle nombre a una estrella o adoptar una mascota del zoológico. Los nombres deben respetar ciertas reglas: ser culturalmente neutros, fáciles de pronunciar y no haber sido usados (ni retirados) previamente.

Eso sí, te puede tocar por casualidad. Si tu nombre está en una de las listas, solo es cuestión de esperar que ese año haya suficientes tormentas. Cruzá los dedos para que no sea uno de los feroces, porque nadie quiere quedar asociado a 300 km/h de destrucción con su nombre de pila.

El extraño caso del huracán con nombre polémico

En 2020 se generó una polémica cuando un huracán se llamó Isaias. Mucha gente criticó que fuera difícil de pronunciar y de reconocer en distintos idiomas. En algunos medios escritos mal el nombre, otros se referían a él con sonidos incorrectos. Eso reforzó la importancia de que los nombres sean lo más internacionales y simples posible.

Y no es menor: estar bien informados salva vidas. Un nombre mal entendido puede generar confusión, lo que en una emergencia puede ser fatal. Por eso, constantemente se revisan y ajustan las listas en las reuniones regionales de la OMM.

Así que ya sabés: si el próximo año escuchás hablar del Huracán Emily o del Huracán Sam, no es casualidad. Estaban agendados hace años. Y detrás de cada huracán con nombre simpático hay toda una maquinaria de coordinación internacional lista para reaccionar cuando la naturaleza decide ponerse intensa.