¿Un huevo crudo aguanta más de lo que pensás? La ciencia detrás de su resistencia te va a sorprender
¿Alguna vez te pasó de intentar romper un huevo crudo con la mano y no poderlo? O ver esos videos donde la gente se para sobre huevos y no se rompen, y quedarte pensando: ¿Qué tan resistente es realmente un huevo crudo? Aunque parezca frágil (¡porque vaya que se rompe fácil en la cocina cuando no querés!), lo cierto es que la estructura de un huevo tiene más ciencia de lo que imaginamos.
¿Qué lo hace tan resistente?
A simple vista, la cáscara de un huevo parece delicada. Pero si nos metemos un poco en su arquitectura, todo empieza a tener sentido. Un huevo tiene una forma casi perfecta: un óvalo con un extremo más puntiagudo y otro más redondeado. Y no es casualidad.
La cáscara está compuesta principalmente por carbonato de calcio, un material duro pero quebradizo. Lo que lo hace fuerte no es solo el material, sino su forma. Esa curvatura suave y continua distribuye la presión de manera uniforme. Es el mismo principio que usan en los arcos de los puentes o las cúpulas en arquitectura: los arcos son excelentes para soportar peso.
De hecho, si apretás un huevo crudo con fuerza entre las palmas de tus manos (con los dedos bien distribuidos, como haciendo presión sobre sus extremos, no solo en el medio), probablemente no se rompa. ¿Por qué? Porque esa presión se reparte de manera pareja a través de la cáscara.
Experimentos curiosos que desafían la lógica
Esto no es solo teoría. Hay pruebas bastante divertidas —y en algunos casos virales— de lo resistente que puede ser un huevo crudo en ciertas condiciones. Estos son algunos ejemplos que podés probar (con precaución… y una buena limpieza después).
1. El del apretón con la mano
El “mito” más popular. Tomás un huevo crudo (entero, sin golpes), lo colocás entre las palmas y apretás con todas tus fuerzas. En general, no se rompe. Claro, si apretás mal o si tus dedos hacen presión sólo en un punto, probablemente termines con los dedos llenos de clara. Pero con la técnica correcta, es sorprendente lo difícil que es partirlo.
2. Pararse sobre huevos
En experimentos escolares (y algunos TikToks virales), se puede ver a personas —incluso adultos— parándose sobre una docena o más de huevos colocados con el extremo puntiagudo hacia arriba. Mientras el peso esté distribuido de forma pareja, los huevos pueden sostener ese peso sin romperse.
Un huevo puede soportar entre 4 y 6 kg de presión en ciertos puntos de su superficie sin quebrarse. Cuando se suman esos valores en conjunto (por ejemplo, 12 huevos pueden llegar a sostener entre 50 y 70 kg si se colocan bien), el resultado es impactante.
3. El test de caída libre
Algunos estudiantes participaron de concursos donde deben lanzar un huevo crudo desde cierta altura sin que se rompa… pero con una condición: diseñar un sistema para amortiguar la caída. Cajas con espuma, paracaídas caseros, o sistemas de globos. Ahí se pone a prueba no solo la estructura del huevo sino la creatividad humana.
¿Entonces por qué se rompe tan fácil en la cocina?
Esto es lo más curioso de todo: sí, un huevo resiste mucha presión… pero de forma uniforme. El “enemigo” de la cáscara no es la presión en sí, sino la concentración de fuerza en un punto pequeño. Cuando le das un golpecito con el borde de la mesada o contra otro huevo (gran truco para ahorrar tiempo al cocinar), aplicás fuerza en un área muy reducida, que la cáscara no puede repartir igual, y por eso cede.
Además, cuando ya hay una fisura —aunque sea mínima—, esa pequeña rotura hace que toda la estructura pierda resistencia. A partir de ahí, cualquier presión adicional hace que el huevo colapse fácil.
Y ojo: no todos los huevos son iguales. La resistencia también varía según la edad del huevo, la alimentación de la gallina y hasta la raza. Huevos de gallinas jóvenes tienen cáscaras más resistentes, mientras que los de gallinas más viejas tienden a romperse con más facilidad.
La fragilidad (y fortaleza) de lo cotidiano
Lo fascinante de todo esto es que un simple huevo —algo que casi todos tenemos en la heladera— es un pequeño ejemplo de diseño eficiente en la naturaleza. Combinación de forma, material y proporciones perfectas para proteger lo que hay dentro.
Y más allá de la ciencia, también tiene algo poético: algo que parece frágil puede ser, en realidad, sorprendentemente fuerte. Y algo que es fuerte, si se golpea donde no debe… se rompe.
La próxima vez que vayas a hacerte unos huevos revueltos, tal vez los mires con un poco más de respeto. O al menos pruebes ese desafío del apretón de huevo, para impresionar en la próxima juntada.