¿Por qué los gatos amasan con las patas?: La extraña (y adorable) costumbre que tiene más sentido del que pensás
Si vivís con un gato, seguro ya lo viste en acción: ese movimiento repetitivo en el que presiona sus patitas delanteras alternadamente sobre una manta, tu panza o incluso tu notebook encendida. Este hábito, conocido popularmente como “amasar”, puede parecer un simple gesto tierno, pero en realidad esconde toda una historia biológica, emocional y hasta evolutiva.
Entonces, ¿por qué los gatos amasan con las patas? La respuesta tiene más capas que una cebolla (y probablemente más pelos también). Vamos a desarmar este misterio felino que mezcla instinto, afecto y comportamiento animal.
Un instinto que viene desde la cuna (literalmente)
El primer lugar donde los gatos aprenden a amasar es cuando son apenas unos cachorritos. Mientras maman, estimulan la glándula mamaria de la madre con sus patitas delanteras para que fluya más leche. Esta acción les alivia el hambre, los calma y genera una sensación cómoda y segura.
¿Y qué pasa cuando crecen? Aunque ya no están tomando leche materna hace años, muchos gatos siguen amasando. Es como si ese gesto se hubiera quedado “impreso” como sinónimo de bienestar. Para ellos, amasar representa comodidad, calor y seguridad. Así que si tu gato lo hace sobre tus piernas, interpretalo como un piropo raro: para él, representás algo tan reconfortante como mamá gata.
No es solo nostalgia: también es placer
Cuando un gato adulto amasa, muchas veces ronronea al mismo tiempo, entrecierra los ojos y parece entrar en una especie de trance. Eso no es casualidad. El acto de amasar estimula la liberación de endorfinas, así que podría decirse que se sienten “felices” al hacerlo. Es como una forma de automimada.
Por eso, no te sorprendas si tu gato te usa como almohada táctil y empieza a amasar justo antes de dormirse. Es su manera de relajarse. Algo así como tu ritual de mirar un capítulo de tu serie favorita con una manta y snacks.
Amasar como forma de comunicación felina
Además de ser un gesto aprendido en la infancia, amasar también cumple una función comunicativa para los gatos. Pero claro, como ellos no mandan WhatsApps ni suben stories, su forma de dejar mensajes es más… olorosa.
Los gatos tienen glándulas odoríferas en las almohadillas de sus patas. Cuando amasan, liberan pequeñas cantidades de feromonas que se impregnan en la superficie. ¿El mensaje encubierto? “Este lugar es mío. Todo esto me pertenece. Gracias”.
Marcando territorio con amor
Si tu gato elige tu regazo o una parte particular del sillón para amasar una y otra vez, está marcando su territorio… pero en el buen sentido. No es una invasión hostil, sino más bien una forma tranquila de decir que ese lugar (o persona) forma parte de su pequeño mundo seguro.
Este comportamiento es más notable en gatos que tienen una buena relación con su humano. Cuando te amasan, están marcando con feromonas algo que consideran valioso. Ser elegido como su “zona de confort” es todo un honor felino.
No todos los gatos amasan igual: ¿personalidad o experiencia?
Tal vez notaste que algunos gatos amasan todo el tiempo y otros prácticamente nunca. Y no, no significa que tu gato más distante esté roto emocionalmente. Hay varios factores que explican estas diferencias.
- Gatos amamantados por menos tiempo: tienden a amasar más de adultos. Algunos expertos creen que buscan reproducir esa sensación reconfortante que no experimentaron lo suficiente.
- Razas más mimosas: gatos como el Ragdoll o el Maine Coon suelen ser más propensos a amasar, simplemente porque están más orientados al contacto físico.
- Entorno relajado: un gato que se siente seguro y cómodo en casa, probablemente muestre más comportamientos de relajación, incluido el amasado. Si tu gato amasa mientras mirás Netflix, es buena señal.
- Estímulos táctiles: algunas telas, como la lana o el terciopelo, aumentan los “episodios de amasado”. Son suaves, cálidas y les recuerdan a sus primeros días como gatitos.
¿Qué pasa si mi gato nunca amasa?
No sos menos amado. Algunos gatos simplemente no tienen ese hábito. Tal vez aprendieron otra forma de mostrar afecto: frotarse contra vos, maullar suave cuando los saludás o dormirte al lado. Cada gato tiene su propio libro de señales.
Al final, es una mezcla de instinto, emociones y cariño
Lo raro y tierno de los gatos es que combinan un comportamiento salvaje e instintivo con gestos que parecen diseñados para derretirnos el corazón. Amasar con las patas es una de esas conductas que parece insignificante, pero en realidad está cargada de significado.
Es parte de su lenguaje, de su historia como especie y de su forma única de convivir con nosotros. Si alguna vez te sentiste usado como colchón por tu gato, ahora sabés que detrás de esas uñas medio molestas al presionar, hay toda una declaración de afecto, seguridad y pertenencia.
Así que la próxima vez que tu gato empiece con su sesión de masajes improvisados, podés imaginar que te está diciendo: “Acá estoy bien. Acá me siento en casa”.