¿Cómo cazan las serpientes sin oídos ni buena visión?

Aunque carecen de orejas y buena vista, las serpientes cazan con precisión gracias a un sistema sensorial único que combina vibraciones, calor y olor.

¿Sin oídos pero letales? Así detectan las serpientes a sus presas sin necesidad de escuchar

Todos sabemos que las serpientes no tienen patas, párpados… ¡ni oídos externos! Y sin embargo, son cazadoras expertas. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo detectan a una presa sin ruido, sin visión perfecta y, encima, arrastrándose por el suelo? La respuesta es más asombrosa (y aterradora) de lo que podrías imaginar.

¿Tienen oídos las serpientes? ¿Cómo funciona su sentido del “oído”?

Primero lo obvio: no, las serpientes no tienen orejas como nosotros. Ni pitas, ni auriculares, ni tapones para los conciertos. Pero eso no significa que sean completamente sordas.

Tienen un sistema auditivo interno muy rudimentario. En vez de tener oído externo, poseen un hueso llamado columela, que está conectado a su mandíbula. Cuando hay vibraciones (como el paso de una presa), este hueso capta esas ondas a través del cráneo y la piel. Es como si pudieran “sentir” algunos sonidos graves.

No van a escuchar una conversación o una canción de fondo, pero sí pueden detectar vibraciones del suelo provocadas por movimientos cercanos. Y cuando eso sucede, su cuerpo empieza a ponerse en modo alerta.

El superpoder de la lengua bífida: oler con la boca

Este truco es puro estilo ninja. Aunque a muchos les da miedo ver esa lengua dividirse en dos, es una herramienta de navegación y detección casi perfecta.

La lengua de las serpientes no es para saborear, sino para “olfatear partículas” del ambiente. Al sacarla y recoger pequeñas moléculas del aire, las lleva hasta el llamado órgano de Jacobson (o vomeronasal), que se encuentra en el paladar.

Con esa información, las serpientes comparan lo que “olieron” por el lado derecho y el izquierdo, y determinan en qué dirección está la fuente del olor: una presa, otro reptil, o incluso un posible depredador.

¿Qué tipo de olores detectan?

  • El rastro de sudor o piel de los mamíferos pequeños.
  • Feromonas de otros animales (útil para cazar y para reproducirse).
  • Partículas químicas en el suelo o en el aire: restos de orina, plumas, etc.

Imaginá que estás caminando en el bosque y dejaste una pisada. Una serpiente podría rastrearte por ahí, aunque hayan pasado varias horas, solo con las partículas químicas que quedaron en tu rastro.

Calor, vibraciones y química: el trío mortal de la detección

Además de las vibraciones del suelo y su súper olfato, las serpientes —especialmente las víboras y pitones— tienen un sistema de detección de calor único. Literalmente, pueden “ver” el calor corporal de sus presas.

Los hoyos termosensibles

Algunas serpientes tienen unas cavidades en su cara, entre los ojos y la nariz, llamadas fosetas loreales. Estas fosetas contienen sensores térmicos que les permiten detectar diferencias mínimas de temperatura en el ambiente.

Pensá en una cámara térmica: algo así es lo que su cerebro “ve”. Si un ratón camina cerca, aunque esté oscuro o esté camuflado, su calor corporal lo delata. Y ahí es donde la serpiente ataca con una puntería quirúrgica. Es tan preciso que, aunque no vea bien, puede morder directo en la cabeza al primer intento.

Este sentido térmico es tan desarrollado que algunas serpientes pueden cazar de noche con total eficacia. Nunca necesitaron luz, ni sonido. Solo calor.

¿Todas las serpientes tienen estas habilidades?

No todas las serpientes tienen los mismos sentidos igual de desarrollados. Por ejemplo:

  • Las víboras y pitones tienen las fosetas termosensibles muy marcadas.
  • Las culebras comunes utilizan más el olfato y las vibraciones.
  • Las serpientes ciegas del suelo (sí, existen) dependen casi totalmente del olfato y las vibraciones.

Pero todas, en mayor o menor medida, utilizan una combinación de estos sentidos para cazar. No necesitan ver bien, ni escuchar. Tienen su propio paquete de sensores, muy distinto al nuestro, pero igual (o más) efectivo.

Una alerta evolutiva que se arrastra

Mientras nosotros confiamos en ver, oír y tocar, las serpientes hacen lo suyo de una forma muy diferente. Y eso las hace aún más intrigantes. No es magia, es evolución: la naturaleza ajustó sus sentidos para que cazaran silenciosamente, con la lengua en el aire y los músculos listos para embestir.

Así que, la próxima vez que veas una serpiente (¡desde lejos, por favor!), pensá en esto: aunque parezca que está inmóvil y desconectada del mundo, probablemente ya te registró desde hace rato. Sintió tus pasos, olió tu sombra y notó cómo tu cuerpo calentaba el aire a su alrededor.

No escuchan como nosotros, pero vaya si saben cuándo estás cerca. Y si sos un ratón… mala suerte.