¿Por qué no debés mezclar detergente con lavandina?

Mezclar detergente con lavandina puede parecer inofensivo, pero es peligroso. Descubrí los riesgos químicos ocultos detrás de esta práctica doméstica.

¿Qué pasa si mezclás detergente con lavandina? La respuesta no es tan obvia (ni segura)

Alguna vez, mientras limpiabas la casa con energía de domingo, ¿te preguntaste si podrías potenciar el poder del detergente agregándole un poco de lavandina? Después de todo, los dos limpian, ¿no? Así nació una práctica muy común… y también muy peligrosa.

Antes de que vayas a tu cocina a hacer el experimento, te adelantamos algo: no, no deberías mezclar detergente con lavandina. Y no solo porque lo diga tu abuela o el envase del producto. Hay razones químicas reales —y bastante serias— detrás de esta advertencia.

La química invisible: ¿por qué la mezcla es peligrosa?

La lavandina (también conocida como lejía o hipoclorito de sodio) es un compuesto altamente reactivo. Se usa para desinfectar porque elimina virus, bacterias y hongos. El detergente, por su parte, contiene tensioactivos que disuelven la grasa, además de perfumes, colorantes y otras sustancias que mejoran su aroma o textura.

¿El problema? Al mezclarlos, pueden generarse reacciones químicas peligrosas. Una de las más comunes es la liberación de cloro gaseoso. Y eso, te aseguramos, no es lo que querés respirar mientras pasás el trapo.

¿Por qué se libera cloro gaseoso?

Algunos detergentes y limpiadores contienen compuestos ácidos o amoníaco. Estos, al entrar en contacto con la lavandina, reaccionan liberando gas de cloro, que fue usado como arma química en la Primera Guerra Mundial. Así de grave es.

  • Cloro + amoníaco: produce cloraminas, gases irritantes muy tóxicos para las vías respiratorias.
  • Cloro + ácidos: libera gas cloro, que puede causar asfixia, tos, irritación ocular e incluso daño pulmonar serio.

Lo peor es que el proceso puede parecer inofensivo al principio: solo un olor “raro” o una incomodidad leve. Pero si ventilás mal el espacio o estás mucho tiempo allí, el efecto se intensifica.

Pero… ¿qué tan común es esta mezcla?

Más común de lo que creés. En las limpiezas intensas del hogar, la gente suele asociar “más fuerte” con “más limpio”. De ahí que la lógica de muchos sea: “Si el detergente funciona, y la lavandina también, juntos deben ser invencibles”. Error.

En encuestas realizadas por empresas de productos de limpieza en América Latina, más del 40% de los usuarios admitió haber mezclado lavandina con algún otro producto al menos una vez. Y si hacemos scroll por TikTok o Instagram, encontramos más de un “life hack” casero que sugiere combinar detergente, lavandina y vinagre para limpiar pisos, baños o cocinas. Spoiler: todos esos químicos juntos son una bomba de tiempo.

Casos reales que terminaron mal

  • En 2021, una empleada de limpieza de un hospital en Córdoba terminó internada por intoxicación al mezclar lavandina y desinfectante en un área poco ventilada.
  • En redes, varias personas han reportado síntomas como mareos y falta de aire luego de seguir consejos erróneos de limpieza en videos virales.
  • Incluso hay alertas de bomberos recomendando no hacer este tipo de mezclas “caseras”, ya que pueden generar llamadas de emergencia por olores tóxicos o malestares respiratorios.

¿Entonces nunca se pueden usar juntos?

No es que los ingredientes estén prohibidos por separado. Tanto el detergente como la lavandina son útiles y efectivos en la limpieza del hogar. De hecho, la lavandina es uno de los desinfectantes más potentes que podés tener en casa. La clave está en no usarlos al mismo tiempo ni en el mismo recipiente.

¿Querés usar ambos productos? Hacelo por separado. Por ejemplo:

  1. Primero lavá con detergente (para remover la grasa o suciedad superficial).
  2. Enjuagá bien con agua.
  3. Aplicá la lavandina, diluida correctamente según el uso (una taza en un balde de agua, por ejemplo).
  4. Dejá actuar y luego volvés a enjuagar, si es necesario.

También es clave leer las etiquetas. Los fabricantes muchas veces indican con claridad qué productos no son compatibles entre sí. Y obvio: ventilá siempre los ambientes, uses el producto que uses.

¿Y qué hacer si ya los mezclaste sin querer?

Primero: evitá el pánico. Si ya mezclaste detergente con lavandina y notás un olor fuerte, abrí todas las ventanas posibles y salí de la habitación. No intentes “arreglarlo” agregando más productos, porque podrías empeorar la reacción.

Si empezás a sentir ardor en los ojos, dificultad para respirar o tos persistente, consultá a un médico. Los síntomas de intoxicación leve pueden parecer inofensivos, pero conviene chequearlos. En algunos países, existen líneas telefónicas de toxicología que te orientan según la situación y el síntoma.

Y como medida general: usá guantes, no mezcles productos en envases improvisados, y nunca hagas limpiezas profundas sin ventilar bien.

La limpieza del hogar es un ritual que puede ser hasta terapéutico, pero no tiene que parecerse a una clase de química avanzada con riesgo de explosión. A veces menos es más: menos mezclas raras, más seguridad y sentido común.

Así que si la próxima vez que estés limpiando alguien sugiere “meterle un toque de lavandina al detergente”, ya vas a saber que eso de “lo que no mata, fortalece”… no aplica en este caso.