¿Por qué no recordás tus sueños? La ciencia lo explica

La forma en que dormís, tus hábitos y tu atención influyen en si recordás o no tus sueños. Descubrí qué podés hacer para empezar a recordarlos.

¿Por qué algunas personas recuerdan sus sueños y otras no? La respuesta te va a sorprender

¿Alguna vez te despertaste después de un sueño rarísimo y pensaste “¡Tengo que contarlo!”… solo para olvidarlo segundos después? Y, sin embargo, tal vez conocés a alguien que se acuerda todos los días de lo que soñó, como si tuviera su propio Netflix onírico. No es sólo cuestión de tener buena memoria —hay ciencia, hábitos y hasta genética detrás de quién recuerda sus sueños y quién no. Y sí, puede que vos también puedas empezar a recordarlos más seguido.

La ciencia detrás del recuerdo de los sueños

No todos recordamos nuestros sueños, pero eso no quiere decir que no soñemos. Todos soñamos entre 4 y 6 veces por noche, principalmente durante la fase REM (Rapid Eye Movement), esa etapa del sueño en la que nuestros ojos se mueven rápido, aunque estén cerrados.

La gran diferencia está en lo que pasa cuando nos despertamos. Según investigaciones del Instituto Neurocientífico de Lyon, las personas que recuerdan más sueños (a quienes llaman “high dream recallers”) tienen una mayor actividad en la zona del cerebro llamada “cortex temporoparietal”. Esta región está asociada con la atención y la conciencia. Entonces, ese grupo despierta más durante la noche, aunque sea de forma breve, lo que les da la chance de “grabar” los sueños en su memoria de corto plazo.

En cambio, las personas que duermen sin interrupciones tienden a tener menos ventanas para que el cerebro pase el contenido del sueño a una zona donde pueda recordarlo después. Es como si soñaras películas completas pero los créditos (o sea, el recuerdo) nunca se grabaran.

Factores que influyen en si recordás o no tus sueños

1. Horarios y calidad del sueño

El sueño REM es más frecuente en la segunda mitad de la noche. Si dormís pocas horas, o te despertás con una alarma que te corta justo en medio de otra fase del sueño, tu cerebro probablemente no esté en el estado ideal para recordar lo que soñaste.

Por eso, quienes se despiertan sin alarma o se permiten pequeños despertares naturales suelen tener una mejor conexión con sus sueños.

2. Interés personal

¿Te importa recordar tus sueños? Porque eso también influye. Estudios han demostrado que las personas interesadas en la interpretación onírica o que simplemente anotan sus sueños tienden a recordar más contenido con el tiempo. Es como entrenar un músculo: mientras más atención le ponés, más se fortalece esa “memoria de sueños”.

3. Personalidad y creatividad

Personas creativas, abiertas a nuevas experiencias o con una imaginación muy activa suelen recordar más sus sueños. No porque sueñen más, sino porque están más en contacto con su propio mundo interno. También tienen más facilidad para notar detalles raros, simbólicos o llamativos dentro del sueño y asociarlos con emociones, lo que hace más fácil que lo memorable se fije en la memoria.

4. Estrés y emociones

Las emociones intensas (positivas o negativas) también juegan su parte. Si algo te afectó mucho durante el día, es más probable que aparezca en tus sueños… y que lo recuerdes. No por nada hay tanta gente soñando con ex parejas, entrevistas de trabajo o cosas que teme: el contenido emocional es más fácil de retener. Y si eso va acompañado de un despertar parcial, boom: sueño recordado.

¿Se puede entrenar la memoria de los sueños?

La buena noticia: sí, podés empezar a recordar tus sueños con algunos hábitos simples. No se trata de hacer yoga durante tres horas antes de dormir ni de bañarte en cristales mágicos. Algunos consejos útiles:

  • Mantené un diario de sueños: dejá un cuaderno y una lapicera al lado de la cama. Apenas te despertás, anotá lo que recuerdes, aunque sea solo una sensación o una imagen suelta.
  • No te muevas apenas abrís los ojos: quedarte quieto por un instante ayuda a que el contenido del sueño no se “evapore” tan rápido.
  • Evitá pantallas antes de dormir: la estimulación visual cerca de la hora de dormir puede acortar tus fases REM.
  • Acostate con la intención de recordar: suena a truco barato, pero funciona sorprendentemente bien. Decir internamente “Quiero recordar mis sueños” antes de dormir puede hacer que estés más atento al despertar.

Incluso hay quien recomienda tomar agua antes de acostarse, lo justo como para despertarse una vez durante la noche. Al hacerlo, aumentás las chances de agarrar uno de esos micromomentos de conciencia en los que podés retener un sueño.

Entonces… ¿por qué vos no recordás los tuyos?

No es que tengas menos actividad cerebral o sueños menos interesantes. Seguramente es cuestión de tus hábitos de sueño, la forma en la que te despertás o simplemente de que no estás prestándole atención al tema. Cada cerebro es distinto, y recordar sueños no está necesariamente ligado a tener más imaginación ni a un don oculto.

Lo fascinante de todo esto es que, si empezás a prestarle atención a tus despertares, tus emociones antes de dormir y te hacés el hábito de escribir aunque sea una palabra al levantarte, podrías pasar de “nunca sueño nada” a “soñé que estaba en un aeropuerto de sapos que daban clases de guitarra”. Bueno, puede que aún no tanto, pero por algo se empieza.