Auroras boreales: qué son, por qué ocurren y dónde verlas

Descubrí qué son las auroras boreales, cómo se forman y cuáles son los mejores lugares para presenciar este fenómeno de luces natural e impresionante.

¿Qué son las auroras boreales y por qué ocurren? Te lo explicamos sin tecnicismos

Las has visto en fotos, en documentales, en historias de Instagram… luces verdes que tiñen el cielo de magia en los lugares más fríos del mundo. Las auroras boreales parecen sacadas de una película de ciencia ficción, pero son un fenómeno real, fascinante y, lo mejor: tienen una explicación científica que no necesitas ser astrofísico para entender.

Primero lo básico: ¿qué es exactamente una aurora boreal?

Una aurora boreal es un espectáculo de luces naturales que ocurre en las regiones cercanas al Polo Norte. También existen las auroras australes, que son iguales pero en el hemisferio sur, cerca del Polo Sur. Pero hoy nos enfocamos en las más populares: las boreales.

El nombre proviene de “Aurora”, diosa romana del amanecer, y “Boreas”, el dios griego del viento del norte. Suena poético, pero el show se lo debemos al Sol.

Todo empieza allá arriba, a 150 millones de kilómetros. Nuestro querido Sol no para de lanzar lo que se conoce como “viento solar”, una corriente de partículas cargadas (principalmente electrones y protones) que viajan a velocidades altísimas por el espacio. La mayoría de estas partículas pasa de largo, pero algunas logran colarse en la magnetosfera terrestre, que es como un campo de fuerza protectora que rodea al planeta.

Cuando estas partículas del viento solar chocan con los átomos y moléculas de gases en la atmósfera terrestre (como oxígeno y nitrógeno), se produce una especie de “chispa” energética. Esa chispa libera fotones, o sea, luz. Esa luz, vista desde la superficie terrestre, es lo que conocemos como auroras boreales.

¿Por qué tienen esos colores tan locos?

Ese verde brillante, los rosados, los lilas, los rojos intensos… no es Photoshop. Cada color de una aurora boreal depende del tipo de molécula con la que interactúan las partículas solares y de la altitud donde ocurre el choque.

  • Verde: Es el color más común. Se debe al oxígeno a unos 100-300 km de altura.
  • Rojo: También oxígeno, pero a mayor altitud (más de 300 km).
  • Azul o violeta: Provienen del nitrógeno. Suelen aparecer más cerca de la superficie.

Los colores pueden mezclarse y formar ondas dinámicas que cruzan el cielo. Es un espectáculo totalmente natural que, por su intensidad y forma, a veces parece una coreografía.

¿Dónde y cuándo se pueden ver las auroras boreales?

Para verlas, hay que ir a zonas situadas en o cerca del Círculo Polar Ártico. Algunos de los mejores lugares para cazarlas son:

  • Noruega (especialmente Tromsø)
  • Islandia
  • Finlandia
  • Canadá, en la zona de Yukón o los Territorios del Noroeste
  • Alaska, Estados Unidos
  • Groenlandia

Eso sí, no basta con ir. También hay que dar con el momento adecuado. Las auroras boreales se ven mejor entre septiembre y marzo, cuando las noches son largas y oscuras. Además, el cielo tiene que estar despejado: ni nubes ni contaminación lumínica. A veces aparecen solo breves minutos, otras veces duran horas. Es un poco como pescar: paciencia y suerte.

¿Por qué no se ven en todo el mundo?

Debido a cómo funciona el campo magnético terrestre, las auroras se concentran cerca de los polos. Es como si la Tierra las “canalizara” hacia esas zonas. Solamente durante tormentas solares muy intensas pueden bajar hasta latitudes más bajas, como en algunos casos raros en donde se han visto en Escocia, Alemania o incluso el norte de España.

El toque cósmico que nos hace sentir chiquitos (y maravillados)

Parte del encanto de las auroras boreales es que combinan ciencia con emoción. Saber que estás viendo con tus propios ojos el resultado de una explosión solar que viajó millones de kilómetros, y que justo impactó de tal forma como para encender el cielo, es algo que pone la piel de gallina.

De hecho, los pueblos originarios del Ártico le daban toda clase de significados: desde espíritus de los muertos danzando en el cielo, hasta señales de los dioses. En Japón existe la creencia de que concebir un hijo bajo una aurora trae buena suerte. Y hay quienes las consideran “mensajes” de otro plano, algo casi místico.

Lo cierto es que más allá del romanticismo, las auroras son también una forma de ver en acción la relación entre el espacio y nuestro planeta. No solo son bonitas: son la muestra viviente de que la Tierra está bailando constantemente con el cosmos ahí afuera.

Si todavía no pudiste ver una en persona, no te preocupes. Cada año miles de personas viajan para hacerlo por primera vez. Y con apps especializadas, avisos de actividad solar y guías expertos, es cada vez más fácil vivir esta experiencia única.

¿Vale la pena ir por ellas hasta el fin del mundo? Absolutamente. Al fin y al cabo, no todos los días el cielo decide encender neones sólo para tu asombro.