¿Por qué los autos eléctricos son tan silenciosos?

Descubrí la ciencia detrás del silencio de los autos eléctricos y cómo afecta nuestra seguridad y la experiencia urbana cotidiana.

¿Por qué los autos eléctricos no hacen ruido? La curiosa verdad detrás de su silencio

Has visto uno pasar y, por un segundo, te preguntaste si te lo habías imaginado. Un auto que se desliza por la calle como un ninja motorizado, casi sin ningún sonido. Sí, los autos eléctricos no hacen ruido, y eso no es casualidad. ¿Pero alguna vez te preguntaste por qué exactamente? ¿Es por magia futurista o hay ciencia detrás de ese silencio casi fantasmal?

Hoy vamos a meternos de lleno en ese detalle que parece menor, pero que dice muchísimo sobre el futuro del transporte, la seguridad en las calles y hasta cómo percibimos el mundo a nuestro alrededor.

El motor eléctrico: el corazón silencioso

Para entender el silencio de los autos eléctricos, empecemos por lo básico: su motor. A diferencia de los automóviles tradicionales, que usan motores de combustión interna, los eléctricos funcionan gracias a motores eléctricos alimentados por baterías.

¿Qué significa esto en la práctica? Que no hay explosiones pequeñas ocurriendo constantemente dentro del capó. Suena exagerado, pero un motor de combustión depende de quemar combustible para funcionar. Cada movimiento del pistón produce pequeñas explosiones, y eso genera el sonido que asociamos con un auto “común”.

En cambio, un motor eléctrico opera de manera completamente distinta. No necesita quemar nada. Sólo gira gracias al flujo de electricidad y campos magnéticos. Y ese giro es extremadamente silencioso. Técnicamente, sí hay algo de ruido, pero es tan bajo que en entornos urbanos simplemente no lo notamos.

¿Y el escape?

Otro gran ausente en los autos eléctricos es el sistema de escape. En un auto con motor a combustión, el escape es una fuente constante de ruido: gases saliendo a presión, catalizadores trabajando, silenciadores que hacen lo que pueden. En los eléctricos no hay nada de eso. Cero emisiones, cero escape, cero sonido asociado.

¿Es eso algo bueno? Bueno… depende

En un primer momento, todos pensamos: “¡Qué genial! Un auto que no hace ruido, fin del ruido en las calles, adiós bocinazos, gracias tecnología”. Pero el silencio absoluto también trajo problemas inesperados, sobre todo en entornos urbanos.

Problemas de seguridad

Uno de los mayores inconvenientes del silencio en los autos eléctricos es la seguridad de los peatones, ciclistas y, sobre todo, personas con discapacidad visual.

Durante décadas, hemos aprendido a detectar autos no solo con la vista, sino también con el oído. Aunque no los veamos, sabemos que se acercan porque los oímos. Pero cuando ese sonido desaparece, el riesgo aumenta.

De hecho, varios estudios lo demostraron. Por ejemplo, una investigación de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA) de Estados Unidos indicó que los vehículos eléctricos e híbridos tienen un 37% más de probabilidades de involucrarse en accidentes con peatones en maniobras a baja velocidad en zonas urbanas.

La solución: el “ruido artificial”

Para contrarrestar estos riesgos, desde 2020, la Unión Europea ordena que todos los autos eléctricos nuevos emitan un sonido artificial cuando circulan a menos de 20 km/h. En Estados Unidos, una normativa similar también obliga a los fabricantes a incorporar este sonido a bajas velocidades.

¿Cómo funciona esto? A través de altavoces externos colocados en el vehículo. Pueden emitir desde un zumbido similar a una nave espacial hasta sonidos que imitan motores convencionales. Algunas marcas se pusieron creativas: Porsche diseñó un sonido más deportivo, mientras que Nissan creó uno más futurista para su modelo Leaf.

Lo curioso es que ahora los ingenieros tienen que “diseñar” un ruido. No es simplemente agregar cualquier sonido, sino uno que transmita velocidad, peligro o movimiento de forma intuitiva para quienes están afuera. Algo que se pueda oír en entornos ruidosos, pero sin contaminar acústicamente más de la cuenta.

El impacto del silencio en nuestra vida diaria

Más allá de lo técnico, el silencio de los autos eléctricos tiene implicancias culturales. Nos hemos acostumbrado al rugido de los motores como parte del paisaje sonoro de una ciudad. Pensemos en escenas de películas donde un auto se arranca con fuerza, en la música donde se habla del “rugido del motor”, o incluso en cómo asociamos poder o velocidad con el ruido.

Con los eléctricos, todo eso cambia. El poder ya no se escucha, se siente al pisar el acelerador y experimentar instantáneamente la velocidad (otro punto fuerte de los autos eléctricos, por cierto). Es una experiencia más limpia, más suave, pero también más extraña para quienes crecimos con autos “que hacen ruido”.

Además, imaginá una ciudad donde la mayoría de los vehículos sean eléctricos. El cambio sería notorio: menos ruido al caminar por la calle, menos estrés auditivo, hasta podría afectar positivamente nuestra salud mental. De hecho, según la OMS, la contaminación acústica urbana es uno de los grandes factores que aumentan el estrés crónico en las grandes ciudades.

Así que sí, el silencio también puede ser revolucionario.

Al final, la falta de ruido en los autos eléctricos no es un error ni una falla, sino una característica pensada (y reajustada cuando hizo falta) que refleja cómo la movilidad del futuro no solo busca ser más limpia en lo ambiental, sino también en lo sensorial. Aunque todavía nos estamos acostumbrando a ver pasar un auto sin escucharlo, tal vez ese pequeño ajuste en la percepción sea el precio a pagar para tener calles más tranquilas y tecnología más responsable. Y, seamos honestos, ¿no tiene algo de elegante moverse silenciosamente por la ciudad como un espía moderno?