Increíble: la Antártida se vuelve verde, ¿por qué y cómo?

Descubre por qué la Antártida está volviéndose verde, el impacto del cambio climático y qué plantas sobreviven en el continente blanco.

¿Está la Antártida volviéndose verde? La sorprendente verdad sobre la vegetación en el continente blanco

La Antártida siempre nos ha resultado extrema: ventiscas imposibles, temperaturas bajo cero constantes y una inmensidad blanca que abruma. Pero… ¿y si te dijera que hay vegetación creciendo en ese lugar inhóspito? No es el paraíso tropical escondido de una película de ciencia ficción, pero sí una realidad que cada vez atrae más la atención de científicos y curiosos.

Vamos a explorar algo que suena impensado: cómo y por qué está apareciendo verde en el cono más helado del planeta. Spoiler amigable: sí, crece vegetación en la Antártida… pero no como la estás imaginando.

¿Qué tipo de vegetación puede sobrevivir en la Antártida?

Cuando pensamos en “vegetación”, solemos imaginar árboles frondosos, pastizales o flores de colores. Nada de eso está presente en la Antártida. Sin embargo, eso no significa que el continente esté del todo estéril.

La Antártida cuenta con:

  • Musgos: resistentes, de crecimiento lento y capaces de sobrevivir a condiciones extremas. Se estima que unas 100 especies diferentes de musgos habitan ciertas zonas costeras, especialmente en la Península Antártica.
  • Líquenes: en realidad, asociaciones simbióticas entre hongos y algas o cianobacterias. Pueden sobrevivir con poquísima agua y prosperar donde otras plantas ni lo intentarían.
  • Algas: aunque pasan desapercibidas, hay algas en suelos y hielos. Algunas incluso colorean la nieve de rosa o verde en determinadas épocas del año.
  • Plantas vasculares: este es el dato más loco: en la región occidental de la península antártica, crecen dos especies de plantas con flores. Sí, con flores. Se trata de Deschampsia antarctica (una especie de pasto) y Colobanthus quitensis (un tipo de planta herbácea).

Ambas plantas vasculares han sido observadas expandiéndose más rápidamente en los últimos años, probablemente como una respuesta directa al cambio climático.

¿Por qué está aumentando la vegetación en la Antártida?

El principal responsable es el aumento de temperaturas. El calentamiento global, ya conocido por sus consecuencias en todos los rincones del planeta, tiene un impacto directo sobre el hielo y el suelo antárticos.

Las temperaturas suben (aunque sigan siendo bajo cero)

La Antártida occidental es una de las regiones que más rápido se está calentando en todo el hemisferio sur. En los últimos 50 años, la temperatura media anual en algunas zonas ha aumentado casi 3 °C. Puede parecer poco, pero ese margen es suficiente para permitir que ciertas formas de vida vegetal colonicen terrenos antes inhabitables.

La retirada de hielos deja espacio libre

Cuando los glaciares retroceden y el permafrost se descongela (aunque sea parcialmente), queda expuesta más superficie de suelo. Este terreno se convierte en hábitat para musgos, líquenes y las ya mencionadas plantas vasculares.

Más humedad y estaciones más largas

Los veranos antárticos, aunque siguen siendo fríos, son ahora un poco más largos y húmedos. Esto genera un microclima más favorable para que las plantas realicen su ciclo de vida y se reproduzcan. El musgo, por ejemplo, necesita absorber agua líquida durante un breve periodo del año: esa ventana se está alargando.

¿Esto es positivo o preocupante?

Depende desde dónde lo mires. A primera vista, escuchar que “crece vegetación en la Antártida” suena esperanzador o incluso bonito. Pero detrás hay una historia más compleja.

El lado ecológico

Un aumento de vegetación podría modificar los ecosistemas actuales. Aunque parezca que no hay casi vida, sí existen microorganismos, aves, invertebrados y comunidades microbianas que podrían verse afectadas. Si las nuevas plantas cambian la composición del suelo, podrían desplazar especies nativas o alterar ciclos ecológicos que han estado estables durante miles de años.

El lado climático

La expansión de plantas puede ayudar mínimamente a la captura de CO2, pero en el gran esquema del cambio climático, esta “vegetación antártica” es más un síntoma que una solución. Su aumento indica que el planeta se calienta más rápido de lo que debería. Ver pastos donde antes solo había hielo es una advertencia, no una buena noticia ambiental.

¿Y los humanos?

El interés humano por el continente no es nuevo. Hay bases científicas, turismo y hasta propuestas de protección más estrictas. Pero si la vegetación sigue creciendo, podrían abrirse debates sobre conservación, acceso a recursos y cambio en las dinámicas del ecosistema. En ese contexto, algunas investigaciones ya comenzarán a evaluar si nuevas especies (introducidas por humanos, por ejemplo) podrían colonizar la Antártida accidentamente.

Ver que el blanco absoluto de la Antártida está dando paso a pinceladas verdes no deja de ser impactante. No, no va a haber bosques ni praderas, al menos no en cien años. Pero sí estamos presenciando un cambio real y medible en uno de los rincones más extremos del planeta, empujado por el poder —y la consecuencia— del calentamiento global.

Quizás el dato más curioso de todo esto sea que hoy, literalmente, florecen plantas donde antes solo había hielo eterno. Una forma poética —y ecológicamente inquietante— de ver cómo el mundo, paso a paso, está cambiando sin pedir permiso.