¿La grasa corporal protege del frío en el agua? La ciencia opina

La grasa corporal actúa como aislante térmico en el agua fría, pero su efecto tiene límites. Descubrí cómo influye realmente en la resistencia al frío.

¿La grasa corporal te salva del frío cuando te metés al agua? Esto dice la ciencia (y también los osos marinos)

Seguro alguna vez escuchaste eso de que “la grasa te protege del frío”. Tal vez lo dijiste en chiste cuando viste a alguien zambullirse en el agua helada y salir como si nada, mientras vos quedaste tiritando como si hubieras nadado en cubitos de hielo.

Pero… ¿es realmente cierto? ¿Tener más grasa corporal ayuda a mantener la temperatura cuando nos sumergimos en agua fría? Spoiler: sí, pero no como creés. Hoy te contamos cómo funciona y qué tan útil resulta en la vida real.

La teoría detrás del mito: ¿qué dice la ciencia?

Cuando hablamos de protegernos del frío en el agua, hay un principio básico de física involucrado: el agua conduce el calor más rápido que el aire. Mucho más rápido. Para ser exactos, unas 25 veces más. Eso significa que nuestra temperatura corporal se va al descenso mucho antes cuando estamos mojados.

Entonces, la idea de que la grasa corporal funciona como un “aislante natural” no es un mito total. Desde el punto de vista fisiológico, la grasa subcutánea (la que está bajo la piel) sí actúa como barrera contra la pérdida de calor.

Esto se ha observado en millones de años de evolución en especies acuáticas: ballenas, focas y osos marinos tienen una gruesa capa de grasa llamada blubber. No es solo para tener la pancita tierna: es un escudo térmico literal que les permite soportar temperaturas cercanas al punto de congelación sin pestañear.

En humanos también funciona, pero con matices importantes.

Entonces… ¿más grasa = más resistencia al frío?

En términos generales, sí. Un cuerpo con más porcentaje de grasa corporal pierde calor más lentamente en agua fría que un cuerpo más delgado. Pero antes de poner esto como excusa para dejar de ir al gimnasio, veamos los detalles.

Un estudio de 1958 —uno de los primeros sobre el tema— descubrió que los sujetos con mayor grasa corporal se enfriaban más lento al nadar en agua a 15 °C. Otro estudio más reciente, publicado en el Journal of Applied Physiology, demostró que las mujeres, que tienen naturalmente mayor porcentaje de grasa subcutánea, también toleraban mejor la inmersión en agua fría en comparación con los hombres.

La razón es sencilla: la grasa actúa como aislante térmico, mientras que los músculos… no tanto. El tejido muscular es más conductor del calor, lo que significa que ayuda a perder temperatura más rápido.

Entonces, ¿quienes tienen más tejido adiposo pasan menos frío en el agua? En el laboratorio, sí. En la playa con una birra en la mano, depende.

¿Cómo se siente esto en la vida real? Ejemplos y situaciones

Supongamos dos personas: Carla y Diego. Carla corre triatlones cada año, tiene poca grasa corporal y un cuerpo muy entrenado. Diego no hace mucho deporte, tiene algo de sobrepeso, pero un excelente sentido del humor y amor por las vacaciones en el sur.

Ambos deciden meterse al lago Nahuel Huapi a principios de marzo. El agua está a unos 12 °C. Carla siente cómo le arde el cuerpo apenas se zambulle. Sus músculos reaccionan rápido, tiembla enseguida y sale corriendo a abrigarse. Diego, en cambio, aguanta un par de minutos más. Siente el frío pero reacciona más lento. No porque sea un superhombre, sino porque tiene más grasa subcutánea aislando su calor interno.

Este fenómeno es tan evidente que incluso se practica como parte del entrenamiento en natación en aguas abiertas, donde algunos atletas aumentan su peso corporal antes de competencias en aguas frías para resistir más tiempo la temperatura.

Pero atención: esto tiene límites. La grasa ayuda, pero no es un escudo invencible.

El dato clave: no se trata solo de grasa

La tolerancia al frío acuático también depende de:

  • Tiempo de exposición: más de 10 minutos en agua helada puede ser riesgoso, sin importar tu contextura.
  • Adaptación previa: gente que se expone con frecuencia al frío desarrolla una mayor tolerancia.
  • Condición física: aunque los músculos pierden calor, tener buen estado general ayuda a mantener la termorregulación.
  • Movimiento: quedarse quieto en el agua enfría más rápido; nadar genera algo de calor, aunque también puede acelerar la pérdida térmica si la grasa corporal es baja.

¿Es buena idea usar la grasa corporal como “traje térmico”? Depende

No te vamos a decir que no comas helado porque necesitás menos grasa. Pero tampoco esperes sobrevivir en una laguna nevada solo por tener pancita. La grasa corporal ayuda, sí, pero tampoco es magia.

Si planeás meterte al mar en invierno, nadar en lagos fríos o simplemente querés aventurarte más allá del agua templada de una pileta indoor, lo ideal es considerar otras protecciones: trajes de neopreno, tiempos de exposición limitados y prestar atención a las señales del cuerpo.

Y si alguna vez te sentís culpable por ese flotador extra, pensá que quizás estás genéticamente más preparado para ser un oso marino humano. O al menos para compartir un rato más en el agua sin convertirte en un cubito.

Así que ya sabés: la grasa corporal sí protege del frío en el agua, aunque solo hasta cierto punto. No es una excusa para evitar el ejercicio, pero podemos darle ese crédito cuando no queremos salir del agua helada tan rápido como el resto.