¿Tomar alcohol realmente te calienta el cuerpo? La ciencia detrás de ese mito invernal
Estás en la montaña, hace frío, alguien saca una petaca de whisky y dice: “Tomate un trago que te va a calentar”. Lo hacemos desde hace generaciones… pero, ¿es verdad? ¿Puede el alcohol realmente calentar el cuerpo o es solo una sensación engañosa? Spoiler: vas a querer leer esto antes de repetir esa ronda en la próxima escapada invernal.
Lo que sentimos vs. lo que le pasa realmente al cuerpo
Después de tomar unos tragos, esa sensación de calor que sube por el pecho es inconfundible. Es placentera y nos hace creer que el alcohol está “haciendo su trabajo” calentándonos. Pero acá empieza el truco del cuerpo humano.
El alcohol actúa como un vasodilatador. Eso significa que nuestros vasos sanguíneos se expanden, llevando sangre caliente desde el interior del cuerpo hacia la superficie de la piel. Esa mayor circulación superficial es la que genera la sensación inmediata de calor.
El problema es que, al mandar el calor hacia la piel, el cuerpo en realidad está perdiendo temperatura interna. Es como si abrieras una ventana al calor que tenías guardado. O sea: estás sintiendo calor afuera… pero te estás enfriando por dentro.
En ambientes fríos, esto puede ser peligroso. Esa caída en la temperatura corporal central aumenta el riesgo de hipotermia, especialmente si estás al aire libre o sin abrigos adecuados. Literalmente, el alcohol le está haciendo creer a tu cuerpo que está caliente cuando en realidad se está enfriando sin que te des cuenta.
La cultura del trago como “abrigo líquido”
La idea de que una copa nos calienta no es nueva. Viene de generaciones atrás. Desde los pescadores irlandeses bebiendo whisky antes de zarpar hasta los rusos que usan vodka como escudo contra los inviernos extremos, el alcohol ha sido el compañero del frío en muchas culturas.
¿Y por qué se siente tan bien si no funciona?
Una palabra: dopamina. El alcohol también actúa sobre el sistema de recompensa del cerebro. Después de unas copas, te sentís más relajado, de mejor humor… y eso contribuye a que “sientas” que estás bien, incluso si estás perdiendo calor corporal.
Además, esa sensación cálida en el pecho y las mejillas es tan inmediata que cuesta distinguir lo fisiológico de lo psicológico. Y si sumás el ambiente (una cabaña, una chimenea, amigos), es fácil entender por qué este mito ha persistido tanto tiempo.
Qué hace el alcohol con el termostato del cuerpo
El cuerpo humano tiene un sistema natural para regular su temperatura central, que gira en torno a los 37°C. Cuando hace frío, reacciona para conservar ese calor: cierra capilares en la piel, genera escalofríos, te hace buscar abrigo. Es automático e involuntario.
Pero cuando tomás alcohol, ese “termostato” se desconfigura. El cuerpo, engañado por la nueva circulación de sangre en la superficie, cree que ya hizo suficiente para calentarse. Así que deja de esforzarse. Deja de temblar. Deja de mandar señales de frío. Resultado: te estás enfriando sin darte cuenta.
No solo es por el frío: el alcohol también deshidrata
Otro factor que no mucha gente asocia con la sensación térmica es la hidratación. El alcohol inhibe la hormona antidiurética, haciendo que pierdas más líquidos de lo normal. Y con menor hidratación, hay menos capacidad para regular la temperatura corporal.
Así que tomarte esa birra “para templarte” en la pileta un día de viento puede hacerte sentir bien por un rato… pero en realidad estás bajando tus defensas contra el frío. El calor que sientes es postizo.
Tomar un trago con frío no es el problema… si sabés cómo manejarlo
No se trata de demonizar el trago. Un buen vino en una noche de invierno puede ser una delicia. El tema es saber que no funciona como método real para mantener el calor corporal y que, en ciertas situaciones (como estar al aire libre con temperaturas bajas), puede jugar en contra.
Algunas recomendaciones si vas a tomar con frío
- Comé bien antes de tomar: un estómago vacío acelera los efectos del alcohol, incluida la vasodilatación.
- No reemplaces ropa por tragos: no importa cuánto whisky bebas, si no estás abrigado el frío va a ganarte.
- Tomá algo caliente de verdad: infusiones, sopas o bebidas sin alcohol te calientan de forma real y segura.
- Evitá el alcohol si estás al aire libre mucho tiempo: no vas a notar cuándo tu cuerpo empieza a enfriarse de más.
Y esto ni hablar si estás esquiando, haciendo senderismo o conduciendo en zonas frías. Aparte del riesgo térmico, el alcohol reduce los reflejos y el juicio. La combinación puede ser grave.
En resumen: esa copita de ron puede hacerte sentir como si el invierno se hubiera ido por un rato… pero en realidad, solo te está convenciendo de algo que no es. No es que no puedas disfrutarla, solo no le delegues la tarea de mantenerte caliente.
Un buen abrigo, una sopa caliente y tu playlist favorita pueden ser una mejor estrategia. Y si el trago es parte del plan, ¡perfecto! Pero que no sea tu única defensa contra el frío. Porque aunque engaña bien, el alcohol no abriga. Solo te convence de que lo hace.