¿Cuánto pesa una nube? La sorprendente verdad científica

Una nube puede pesar 500 toneladas o más. Descubrí cómo flotan miles de millones de gotas de agua en el cielo sin que caigan de inmediato.

¿Cuánto pesa una nube? La respuesta es mucho más asombrosa de lo que creés

Uno mira al cielo, ve una nube y piensa: “Eso debe ser puro vaporcito”. Liviano, esponjoso, flotando como si no pesara nada. Pero lo cierto es que una nube puede pesar cientos de toneladas. Sí, toneladas. ¿Cómo puede ser que algo tan suave a la vista tenga semejante peso? En este artículo, vamos a meternos de lleno en esta curiosidad meteorológica que, aunque no lo parezca, tiene datos asombrosos detrás.

Primero lo primero: ¿Qué es una nube exactamente?

Antes de sacarle la balanza a las nubes, vale la pena saber de qué están hechas. A simple vista, una nube parece una masa blanca sin mucha ciencia. Pero en realidad, son acumulaciones de minúsculas gotas de agua, cristales de hielo o ambas cosas, suspendidas en la atmósfera.

Estas gotas de agua se forman cuando el vapor de agua en el aire se enfría y se condensa. Y aunque cada gota es microscópica, al juntarse en cantidades colosales, terminan dando origen a las formaciones que vemos sobre nuestras cabezas.

¿Y por qué flotan, si pesan tanto? Porque el aire caliente que las contiene es menos denso que el aire que las rodea. Una nube, entonces, está literalmente flotando en una especie de “colchón” de aire caliente. No es magia: es física atmosférica.

Entonces… ¿cuánto pesa una nube común?

Vayamos al número exacto que probablemente te trajo hasta acá. La American National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), una de las mayores autoridades en temas meteorológicos, hizo el cálculo de una nube tipo cúmulo (esas grandes, blancas y esponjosas tan comunes en días soleados):

  • Volumen típico: alrededor de 1 km x 1 km x 1 km (un cubo de 1 km³)
  • Cantidad de agua líquida por metro cúbico: aprox. 0,5 gramos

Si hacés la cuenta, tenés:

0,5 gramos x 1.000.000.000 m³ = 500.000.000 gramos de agua

Es decir, ¡500 mil kilogramos! O lo que es lo mismo: 500 toneladas.

Sí, eso es lo que puede llegar a pesar una nube promedio. El equivalente al peso de 100 elefantes adultos. O al peso combinado de unos 80 autos familiares.

Pero… si pesan tanto, ¿por qué no se caen del cielo?

Acá viene la parte realmente fascinante. Porque si una nube pesa 500 toneladas, ¿qué la mantiene ahí arriba sin que se desplome?

Todo tiene que ver con el tamaño de las gotas

Las gotas que forman las nubes son increíblemente pequeñas: de 10 a 20 micrómetros de diámetro. Tan pequeñas que la gravedad apenas las afecta. En lugar de caer rápidamente al suelo, flotan sostenidas por las corrientes ascendentes de aire cálido.

Además, estas gotas no están apelotonadas como en un balde de agua. Están repartidas por toda la nube, con mucho espacio entre sí. Eso hace que la densidad general de la nube sea bajísima. Para que te des una idea: la densidad del agua líquida es de 1 gramo por cm³. La de una nube es de aproximadamente 0,0005 gramos por cm³. Es una diferencia abismal.

Las nubes no flotan eternamente

Cuando el aire ya no puede sostener el peso del agua condensada, las gotas se agrandan, se vuelven pesadas y caen como lluvia. Es decir, una nube puede flotar mientras sus gotas sean lo suficientemente chicas. Pero en cuanto se combinan y se hacen más grandes (por ejemplo, en una tormenta), el equilibrio se rompe y empieza a llover.

¿Y qué hay de otros tipos de nubes?

No todas las nubes pesan lo mismo. Las cúmulos son solo una categoría. Veamos algunas otras:

  • Cirros: son esas nubes delgadas y altas, hechas de cristales de hielo. Están a más de 6.000 metros de altura y, aunque ocupan un gran volumen, están tan dispersas que su peso es mucho menor. Estimaciones hablan de unas 100 toneladas, dependiendo del tamaño.
  • Nimbostratos: esas nubes grises que tapan el sol y suelen traer lluvias largas y suaves. Están más cargadas de agua, por lo que pueden superar fácilmente las 1.000 toneladas en peso.
  • Cumulonimbus: los gigantes de las tormentas. Pueden medir más de 12 km de alto y tener un ancho similar. Y sí, también su peso es astronómico: pueden cargar millones de toneladas de agua.

Esto nos revela algo: el cielo está mucho más “pesado” de lo que parece. Sólo que no lo sentimos porque estamos viendo una distribución sutil y equilibrada de esa masa gigante que llamamos nube.

Un dato final para sorprender en la sobremesa

Si alguna vez te toca una conversación random sobre nubes, podés tirar este dato: en todo momento, la atmósfera terrestre contiene cerca de 12.900 millones de toneladas de agua suspendida en forma de vapor y gotas.

Eso equivale al agua de unos 5 millones de piscinas olímpicas flotando sobre nuestras cabezas. Todo el tiempo. Y sí, sin aplastarnos.

A veces, lo más simple a la vista —como una nube blanca flotando en el cielo azul— esconde una cantidad increíble de ciencia, datos curiosos y fenómenos sorprendentes. La próxima vez que mires al cielo, quizás no veas solo formas de conejitos o barcos: vas a estar viendo una masa colosal de agua, desafiando la gravedad con una elegante (y pesada) ligereza.