No, no es buena idea: qué pasa cuando tirás aceite por el desagüe de la bacha
Tal vez lo hiciste mil veces sin pensarlo: terminás de freír algo, el aceite está tibio y lo tirás por la bacha. Total, es líquido, ¿no? El agua se va por ahí todo el tiempo. Pero hay un detalle importante: tirar aceite por el desagüe puede ser uno de los errores domésticos más comunes y más caros, tanto para vos como para el medio ambiente.
Y no, no estamos exagerando. Detrás de ese gesto tan inofensivo se esconden problemas que van desde caños tapados hasta ríos contaminados. En este artículo te explicamos exactamente qué pasa cuando lo hacés, por qué deberías dejar de hacerlo ahora mismo y qué podés hacer en su lugar.
¿Qué pasa con el aceite una vez que se va por el desagüe?
Cuando tirás aceite por el desagüe, no desaparece mágicamente. Aunque parezca que se “va con el agua”, el aceite no se disuelve: flota. Y cuando se enfría, se solidifica. En resumen, se convierte en una pesadilla pegajosa para las cañerías.
Caños tapados (sí, otra vez el destapacaños)
El aceite se pega a las paredes internas del sistema de plomería. Con el tiempo, se va acumulando junto con otros residuos como restos de comida, pelusa e incluso jabón. ¿El resultado? Una masa densa y pegajosa que tapa los caños.
Si vivís en un edificio, la cosa puede ir más allá: podés terminar afectando el sistema de desagüe de varios departamentos. Y si tenés casa, preparate para llamar al plomero (y pagarle lo que cueste desbloquear ese caos interno).
Grasas monstruosas en el sistema de cloacas
Este problema no se queda solo en tu cocina. En muchas ciudades del mundo se han encontrado lo que ya tienen nombre propio: fatbergs, literalmente “icebergs de grasa”. Son bloques gigantes de grasa acumulada en las cloacas, de varios metros de largo y toneladas de peso.
Londres, Nueva York, Buenos Aires… todas estas ciudades han tenido que desplegar equipos especiales para removerlos. ¿Y sabés con qué se forman? Con el aceite que tiramos por la bacha todos los días.
Contaminación del agua
Cuando el aceite alcanza los cursos de agua, flota y forma una película en la superficie que impide el intercambio de oxígeno. Esto afecta a peces, ranas, insectos acuáticos y plantas. En resumen: altera el equilibrio ecológico de ríos, lagunas y arroyos.
Un solo litro de aceite usado puede contaminar hasta mil litros de agua. Imaginate eso multiplicado por millones de personas haciendo lo mismo. Es un impacto ambiental silencioso pero muy efectivo… en el mal sentido.
¿Cuáles aceites son problemáticos?
No toda la grasa es igual, pero en este caso, da lo mismo. El aceite de girasol, oliva, maíz, canola, incluso el vegetal “light”: todos generan inconvenientes si van a parar al desagüe.
Y no solo el aceite que usás para freír papas. También cuenta:
- La grasa que queda en las sartenes después de cocinar carne
- Restos de aceite en bandejas de horno
- Aderezos caseros que sobran
- Mayonesa vieja (sí, también tiene aceite)
En otras palabras: si resbala y brilla, mejor no lo tires por la bacha.
Entonces, ¿qué hago con el aceite usado?
Acá viene la parte práctica. Hay formas simples y responsables de deshacerse del aceite de cocina sin arruinar los caños ni contaminar ríos.
1. Reciclar aceite en puntos verdes
En muchas ciudades ya existen puntos de recolección de aceite usado. Solo tenés que juntar el aceite en un frasco de vidrio con tapa o en botellas plásticas, dejar que se enfríe, cerrarlas bien y llevarlas cuando esté lleno.
¿Qué hacen con ese aceite? En la mayoría de los casos lo procesan para convertirlo en biodiésel, un combustible alternativo. Así que además de no contaminar, ayudás a producir energía renovable.
2. Reutilizarlo si todavía sirve
El aceite usado se puede volver a usar si se filtró correctamente (para eliminar restos de comida) y no se quemó. Sólo hacelo una o dos veces, y fijate que no cambie demasiado de color ni tenga olor raro.
3. Tirarlo en la basura (pero no así nomás)
Si no tenés manera de reciclarlo, aún podés tirarlo de forma segura. Esperá que el aceite se enfríe completamente, colocá servilletas absorbentes o papel de cocina en un recipiente, volcá el aceite allí y tiralo en la basura común.
Otra opción es mezclar el aceite con aserrín, tierra o arena: lo vuelve sólido y menos problemático al desecharlo.
¿Y si ya lo vengo haciendo hace años?
Bueno, primero: no te sientas mal. Nadie nació sabiendo estas cosas. Pero ahora que lo sabés, podés empezar a cambiar el hábito. Y también compartirlo, porque es una de esas cosas que la mayoría de la gente hace por puro desconocimiento.
Si te preocupa haber tirado aceite por años, podés tomar algunas acciones para minimizar daños: usar más seguido agua caliente y productos específicos para mantener limpias las cañerías, revisar el estado de los caños o incluso hablar con algún especialista si empezás a notar algo raro en el drenaje.
Lo importante es empezar. A veces los pequeños cambios en la cocina tienen un impacto gigante, mucho más allá del plato del día. Cortar con ese reflejo de “lo tiro por la bacha y chau” puede parecer mínimo, pero suma puntos para vos, para tus caños… y para todo el planeta.