Intolerancia vs alergia alimentaria: ¿cuál es la diferencia?

Descubrí cómo distinguir la intolerancia alimentaria de la alergia, sus síntomas, causas más comunes y por qué no es bueno autodiagnosticarse.

¿Te cae mal la leche o eres alérgico? La verdad sobre la diferencia entre intolerancia y alergia alimentaria

Te comiste una porción de pizza y terminaste en un abrazo eterno con el inodoro. ¿Fue la mozzarella? ¿Será que eres intolerante al queso? ¿O quizás tenías una alergia y no lo sabías? Aunque muchas veces se usan como sinónimos, la intolerancia alimentaria y la alergia son cosas muy distintas. Entender la diferencia puede salvarte de una incomodidad… o incluso de un susto serio.

¿Qué pasa en tu cuerpo cuando hay intolerancia alimentaria?

La intolerancia alimentaria es una reacción del sistema digestivo. Tu cuerpo tiene dificultades para procesar ciertos alimentos o componentes. No se trata de una respuesta del sistema inmune, sino de una deficiencia o mal funcionamiento enzimático.

Ejemplo clásico: la intolerancia a la lactosa

Muchas personas no producen suficiente lactasa, la enzima que sirve para digerir la lactosa (el azúcar de la leche). El resultado: gases, hinchazón, cólicos y momentos incómodos no aptos para espacios reducidos.

Además de la lactosa, hay otros culpables frecuentes:

  • Gluten (en sensibilidad no celíaca): puede generar malestar digestivo sin que exista una alergia o enfermedad celíaca.
  • Fructosa o sorbitol: presentes en algunas frutas y en edulcorantes artificiales, pueden provocar diarrea o hinchazón.
  • Histaminas: algunas personas no las metabolizan bien y sienten síntomas similares a una resaca sin haber tomado una gota de alcohol.

Dato curioso: la intolerancia alimentaria no siempre es inmediata. A veces comen algo a la hora del almuerzo y el caos aparece recién a la noche. También puede variar según la dosis: capaz tolerás media taza de leche, pero no un helado con doble de crema.

Alergia alimentaria: cuando tu sistema inmune entra en modo drama

La alergia alimentaria, en cambio, es una reacción del sistema inmunológico. El cuerpo decide que cierta proteína es peligrosa y lanza una operación militar completa para defenderse. Aquí no hay medias tintas: pueden aparecer síntomas que van desde urticaria hasta un shock anafiláctico.

Top 8 de alérgenos más comunes

  1. Leche
  2. Huevos
  3. Maní
  4. Frutos secos como nueces o almendras
  5. Pescado
  6. Mariscos
  7. Soja
  8. Trigo

Los síntomas de una alergia pueden ser intensos y muy rápidos:

  • Picazón o hinchazón en la boca
  • Sarpullido o urticaria
  • Dificultad para respirar
  • Presión arterial baja o mareos
  • Shock anafiláctico, que puede ser mortal si no se trata con adrenalina

Una diferencia clave: en una alergia, cada exposición cuenta. Si sos alérgico al marisco, incluso una mini traza accidental puede desatar el caos. Por eso los productos indican con tanta seriedad “puede contener trazas de maní”, aunque el alimento no tenga maní en sus ingredientes principales.

Cómo saber si lo tuyo es intolerancia o alergia (y por qué importa tanto)

Quizás pensás que te cae mal el queso y lo evitás por las dudas. Pero si tenés una alergia real, simplemente evitarlo “la mayor parte del tiempo” no es suficiente. Y si solo es una intolerancia, podrías estar perdiéndote de darte un gustito cada tanto sin consecuencias graves.

Claves para distinguirlas

Acá van algunas diferencias claras, para que empieces a sacar tus propias conclusiones:

Característica Intolerancia Alergia
Sistema afectado Digestivo Inmunológico
Tiempo de aparición Horas (incluso más) Minutos (a veces segundos)
Gravedad Molesta, pero no pone en riesgo la vida Puede ser potencialmente mortal
Dosis necesaria para reaccionar Depende de la cantidad ingerida Incluso trazas mínimas pueden desencadenar una reacción

Si no estás seguro de cuál es tu caso, lo ideal es acudir a un alergólogo o un nutricionista con experiencia en intolerancias. Hay test cutáneos, análisis de sangre, dietas de eliminación y demás herramientas para detectar estos temas sin adivinar a ciegas.

Y ojo: también existe la alergia alimentaria retardada, que aparece varias horas después de comer. Estas son más difíciles de diagnosticar, pero igual de importantes.

¿Y si no tengo ninguna pero me “siento mejor” sin gluten?

En los últimos años, muchas personas dijeron sentirse mejor al eliminar ciertos alimentos sin tener una intolerancia o alergia diagnosticada. En el caso del gluten, por ejemplo, está la famosa “sensibilidad al gluten no celíaca”.

No es alergia ni intolerancia clásica, pero el malestar es real: distensión abdominal, fatiga, dolor de cabeza… En estos casos puede haber mecanismos todavía poco comprendidos, o incluso un efecto placebo positivo (si tu cuerpo cree que algo te hace bien, a veces lo hace).

Por eso no hay que subestimar lo que sentís. No hace falta estar al borde del desmayo para registrar que algo te cae mal. Pero sí es importante no autodiagnosticarse y dejar de comer cosas solo por moda.

En la era de la comida hiperprocesada y las etiquetas infinitas, entender qué reacciona en tu cuerpo no es solo interesante, es fundamental. No solo para cuidarte, sino también para disfrutar lo que comés sin culpa ni miedo. Porque al final, la comida debería ser placer, no un campo minado de síntomas y sospechas.