El órgano más fuerte del cuerpo no es el que imaginás

Descubrí cuál es el órgano más fuerte del cuerpo humano según su potencia relativa. Spoiler: no es el corazón ni el bíceps.

El órgano más fuerte del cuerpo humano no es el que crees

Cuando pensamos en fuerza, probablemente imaginamos bíceps enormes, esos que parecen que pueden levantar un coche con una sola mano. Pero si hablamos del órgano más fuerte del cuerpo humano, lo que salta a la vista no siempre revela toda la verdad. Spoiler alert: no está en el gimnasio. Y no, no es el corazón —aunque definitivamente tiene mérito por latir sin descanso toda la vida.

En este artículo vamos a desmentir mitos y contar por qué, cuando hablamos de fuerza real, hay un solo claro ganador en el cuerpo humano. Y no, no lo tenés tan presente como pensás. ¿Listo para asombrarte un poco con datos tan curiosos como útiles para tu próxima charla con amigos?

¿Qué significa “el órgano más fuerte”?

Para arrancar bien ubicados: ¿qué entendemos por “más fuerte”? ¿Es el que soporta más presión? ¿El que trabaja más horas? ¿El que tiene más resistencia o más potencia? La fuerza, según cómo la midas, puede tener muchos candidatos.

Pero en este caso, hablamos de fuerza en términos de potencia relativa (es decir, la cantidad de trabajo que un órgano puede hacer en comparación con su tamaño y esfuerzo continuo). Y con ese criterio, el ganador absoluto es…

La lengua: campeona inesperada

Sí. Tu lengua. Ese músculo que usás todos los días para hablar, comer, besar, silbar y, con suerte, tener una buena adicción al helado, es el órgano más fuerte del cuerpo humano si consideramos su versatilidad, potencia y resistencia relativa.

Por qué la lengua es tan poderosa

La lengua es un músculo multifuncional y extremadamente resistente. Está formada por un conjunto de ocho músculos entrelazados (sí, ocho), lo que le permite moverse en prácticamente cualquier dirección. No tiene huesos, pero tiene una precisión milimétrica incluso cuando decís trabalenguas o hablás media hora sin parar.

Algunos datos que impresionan:

  • Puede moverse miles de veces al día sin agotarse.
  • Es capaz de ejercer presiones sorprendentes para su tamaño. En algunos casos, puede aplicar más de 90 gramos de fuerza solo al tragar.
  • Funciona casi sin que lo notes: cuando respirás, masticás, hablás o tragás, está ahí haciendo trabajo en segundo plano.

¿Y si vamos a una competencia?

Si comparás fuerza relativa, la lengua le gana a cualquier otro músculo del cuerpo por goleada. El cuádriceps puede levantar tu cuerpo, pero no puede hacerlo durante 16 horas diarias. El corazón es constante, pero no tiene la capacidad de cambiar de forma y dirección en milésimas de segundo como la lengua.

Además, su robustez está probada por su capacidad de recuperación. ¿Alguna vez te mordiste la lengua? Sí, duele una barbaridad. Pero en cuestión de horas ya está cicatrizando como si nada. ¿Te imaginás eso con otro músculo?

¿Y qué pasa con el corazón, el útero o el glúteo mayor?

Quizás escuchaste que el corazón es el más fuerte porque no para nunca desde que nacés. O que el útero es el que genera las contracciones más intensas del cuerpo humano (lo cual es cierto). O que el glúteo mayor, el más grande del cuerpo, también tiene fuerza bruta para sostenerte de pie y caminar.

Todo eso es verdad. Pero cada uno en su categoría:

  • El corazón: eterno campeón de la resistencia.
  • El útero: ganador indiscutible de la contracción más intensa por evento. (Un dato: durante el parto, puede ejercer presión de hasta 180 mmHg. ¡Una locura!).
  • El glúteo mayor: responsable de tareas pesadas como agacharte, levantar objetos o simplemente mantener el equilibrio.

Pero si hablamos de potencia, resistencia, precisión y versatilidad en conjunto, la lengua se lleva el premio mayor.

¿Por qué nadie habla de esto?

Porque es uno de esos datos que no parecen muy épicos… hasta que entendés lo increíble que es. La lengua no es solo un músculo fuerte, es una herramienta de comunicación vital. Funciona en conjunto con el paladar, la mandíbula y los labios para articular cientos de sonidos. Los idiomas que hablamos, los sabores que disfrutamos y las conversaciones que mantenemos —todo depende del poder secreto de este músculo escondido.

Además, es uno de los pocos órganos que tiene sensibilidad táctil, térmica, gustativa y que está en permanente movimiento. Tenés más de 2.000 papilas gustativas distribuidas en menos de 10 cm². ¿Cómo no admirarla un poco más?

Y aunque no pensemos mucho en ella, está involucrada en uno de los reflejos más complejos del cuerpo: tragar. Hay más de 50 pares de músculos y nervios que intervienen en ese proceso… ¡y la lengua coordina gran parte!

Ahora ya sabés. La próxima vez que estés comiendo, cantando en la ducha o pronunciando un trabalenguas para impresionar, recordá que estás usando el órgano más fuerte del cuerpo humano. No parece mucho, pero sin ella, no podrías hacer casi nada de lo que hace divertido estar vivo.