¿Soñar y saber que estás soñando? Así funcionan los sueños lúcidos (y sí, podés entrenarlos)
Alguna vez te pasó que en mitad de un sueño decís “esperá un segundo… esto no es real”? Si la respuesta es sí, entonces tuviste un sueño lúcido. Esa experiencia rara —y a veces espectacular— en la que te das cuenta de que estás soñando, pero no te despertás. ¿Y lo mejor? Podés aprovecharlo para hacer cosas que en la vida real no te animás o directamente no son posibles (sí, volar está en la lista).
La gente viene investigando este fenómeno desde hace décadas, y lo más interesante es que los sueños lúcidos se pueden entrenar. No, no es tan inmediato como prender Netflix, pero tampoco necesitas ser un gurú espiritual. Acá te cuento todo: qué son, cómo funcionan y qué técnicas existen para aprender a tenerlos. Y sí, para adultos ocupados como vos y yo también sirve.
¿Qué es exactamente un sueño lúcido?
Un sueño lúcido es cuando sos consciente de que estás soñando mientras el sueño sucede. No es un sueño “vívido” solamente (aunque suelen serlo); es una experiencia donde hay cierto grado de control.
No es blanco o negro: hay niveles. A veces simplemente sabés que estás soñando, pero no podés cambiar nada. Otras veces, podés decidir volar, visitar otro planeta o tener una charla con una versión soñada de alguien. Sí, la cabeza es un lugar bastante loco.
La primera persona que escribió sobre estos sueños con ese nombre fue el psiquiatra holandés Frederik van Eeden en 1913. Desde entonces, tanto científicos como entusiastas del sueño han tratado de entender cómo se generan y cómo se pueden repetir.
¿Por qué la gente quiere tener sueños lúcidos?
Además del factor “wow”, los sueños lúcidos tienen algunos beneficios interesantes:
- Explorar la creatividad: algunos artistas y escritores usan los sueños lúcidos como un terreno para probar ideas nuevas.
- Practicar habilidades: deportistas y músicos han usado el sueño lúcido para visualizar entrenamientos.
- Reducir pesadillas: personas que sufren de terrores nocturnos pueden aprender a controlar el sueño y transformar escenas aterradoras.
Suena a ciencia ficción, pero ya hay estudios que confirman muchas de estas cosas. No estamos hablando solo de mística, sino de una práctica con respaldo científico creciente.
¿Se puede aprender a tener sueños lúcidos?
Sí. Como andar en bici o preparar un buen café: cuanto más lo practicás, mejor sale. Hay personas que naturalmente tienen más facilidad para la “lucidez onírica”, pero hay varias técnicas comprobadas que ayudan. Algunas incluso usadas en laboratorios de sueño.
Las técnicas más populares
Estas son las más conocidas (y con evidencia de que funcionan):
- Reality checks (chequeos de realidad): Consiste en hacer cosas durante el día —como mirar tus manos, taparte la nariz para ver si podés respirar, leer algo varias veces— y preguntarte “¿estoy soñando?”. La repetición hace que en un sueño real también lo hagas, y ahí te des cuenta.
- MILD (Mnemonic Induction of Lucid Dreams): Antes de dormirte, repetís una frase del estilo “Cuando sueñe, sabré que estoy soñando” una y otra vez. Esto programa tu mente a reconocer el sueño.
- WBTB (Wake Back To Bed): Ponés la alarma unas 5 o 6 horas después de dormir, te levantás unos 20 minutos y te volvés a dormir tratando de entrar en un sueño lúcidamente. Esta técnica es súper efectiva, aunque algo molesta si tenés que madrugar.
No todas las técnicas funcionan igual en todas las personas. Lo importante es ir probando y ver con cuál enganchás. También ayuda mucho tener un diario de sueños: apenas te despertás, escribís todo lo que recuerdes. Así entrenás la memoria onírica y aumentás tus chances de lucidez.
¿Y qué dice la ciencia al respecto?
No estás solo: universidades como Harvard, Stanford y otras en Europa vienen investigando los sueños lúcidos hace años. Con avances como electroencefalogramas (EEG) y resonancias, ya se sabe que durante un sueño lúcido hay incremento de actividad cerebral en zonas asociadas al pensamiento consciente.
En 2012, un estudio publicado en Current Biology mostró cómo personas que sabían cuándo estaban en un sueño podían “comunicarlo” a los investigadores moviendo sus ojos de una manera previamente acordada. Literalmente, los científicos observaban en tiempo real la conciencia dentro de un sueño. Muy Matrix todo.
Además, cada vez hay más evidencia de que no solo es posible inducir sueños lúcidos, sino que no son riesgosos para personas saludables. Eso sí, no reemplaza al buen dormir: si dormís poco o mal para intentar soñar lúcidamente, vas a estar más zombie que soñador.
No, no es magia. Pero sí es fascinante
Tener sueños lúcidos no te convierte en un superhéroe del descanso, pero sí te abre una ventana fascinante al lugar donde pasamos un tercio de nuestra vida: el mundo de los sueños. Saber que podés explorarlo conscientemente, aunque sea de vez en cuando, cambia muchas cosas.
Podés volar sin avión, hablar con Frida Kahlo, revivir escenas de tu infancia o simplemente observar cómo funciona tu mente sin filtros. Todo eso mientras dormís. Y con un poco de práctica, esa película mental increíble puede volverse interactiva.
La próxima vez que te des cuenta de que estás soñando, no salgas corriendo. Quedate, explorá y quién sabe… capaz mañana te toca elegir el final del sueño.